miércoles, 11 de marzo de 2015

Palabras del Costalero Francisco Javier Corpas Ruiz


MIS PALABRAS COMO HUMILDE COSTALERO DE NTRO. PADRE JESUS NAZARENO DE LOPERA.


Queridos compañeros. ¡Muy buenas a todos!

En primer lugar quiero comenzar mandando un fuerte abrazo a todos y por supuesto dar las gracias por el excelente compañerismo y trato que he podido recibir de cada uno de vosotros.

Escribo estas líneas estando lejos de mi familia y grandísimos amigos como vosotros, lo cual resulta una ardua tarea de llevar. Son muchas las palabras de agradecimiento que se me vienen a la mente, que no sé si quiera ni por dónde empezar.

El mundo cofrade me ha gustado desde siempre pero por desgracia he comenzado tarde a “rachear” alpargata. Me acuerdo cuando me pedisteis que me uniera a vosotros, un buen amigo y compañero me regalo mi primer costal y comencé a enfundarme en el atavío de nazareno, fue entonces cuando entre de lleno en este mundo tan solemne y hermoso.

Dicen que ser costalero se lleva en la sangre y que es un oficio en el que cada día se aprende. Que es uno de los legados más bonitos que se puede dejar a un hijo. -¡Pero si esto es muy sufrido!-. Ensayos, dolores, órdenes. Sí, es así. Pero todo esto se resarce con hermanos como vosotros, que tenéis un corazón que no os coge en el pecho. En estas circunstancias tan adversas como la que hoy nos toca vivir, me habéis dejado sobrecogido y con unas lágrimas como puños.

Este año va a ser  diferente a los anteriores. Aunque no esté físicamente, no voy a faltar bajo el paso porque sé que me lleváis en un trocito de vuestro corazón. Y como no, estará representándome un nuevo y jovenzuelo hermano, ojalá futuro costalero, mi hijo Álvaro.

Así que pediros que seáis obedientes a lo que se manda desde fuera, y que recordéis que debajo del paso no somos un grupo de gente, ni existen las individualidades. Todos somos “UNO”. “ÉL”, el que va arriba, el único protagonista. Con sacrificio y compañerismo realizaréis una estación de penitencia como sabéis y como se merece. Hay que empujar fuerte para arriba y llevar al señor con el corazón.

Un fuerte abrazo a todos, y volver a agradeceros vuestro apoyo recibido a mí y todos los que estamos aquí.

Me siento orgulloso de pertenecer a esta bendita cuadrilla.

VIVA ESTA GRAN FAMILIA.
VIVA NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO.


Marjayoun, Líbano. 15 de febrero de 2015.

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